Hace alguna temporada que andaba dándole vueltas a esto de hacerme un blog personal y comentar, con quien quiera que se deje caer por aquí, las cosas que se me ocurren; pero nunca terminaba de decidirme.
La cuestión es puramente narcisista ya que ya comparto con unos amigos un pequeño espacio donde hablamos de nuestras cosas, pero no me es suficiente: necesito más protagonismo.
Quizás sea que debería comprar un perro o echarme novia (y perdón por la comparación, espero que nadie se sienta ofendido: a mí los animales me encantan) de esa manera seguro que llevaría una vida más sana y mucho más social, no tan pegado a una pantalla y con preocupaciones mucho más elevadas que leer y ser leído por gente que, como yo, adora a los animales y a las relaciones con seres vivos del sexo opuesto (y, en algunas circunstancias y países, del mismo sexo) pero carece del tiempo y la dedicación necesarios para profundizar en las cosas que realmente importan.
Pero centrándonos de nuevo en mí, que es lo que pretendo desde un principio, el otro día me lamentaba con un amigo de que desde que las nuevas tendencias tecnológicas han asaltado mi vida ya no tengo fotos de mis amigos pegadas en la puerta ni guardo cartas en el cajón de mi mesita de noches; por dios! ya ni escondo una Penthouse entre los apuntes de clase y es que ni siquiera tengo los apuntes escritos en papel.
En este frío nuevo orden digital estaba el otro día haciendo un poco de limpieza y poniendo cada cosa en su sitio cuando me encuentro unas cartas que, por casualidad, habían sobrevivido en el olvido al paso del tiempo y a las múltiples limpiezas con las que a veces castigo a mis recuerdos.
No sé si es válido, más o menos, el alegar que uno empieza a añorar las cosas que van quedando atrás y que por eso las escribimos y las compartimos haciendo partícipes de nuestros secretos, no sólo a Sandra, si no tanta otra gente que lea y responda a estas nuestras cartas.
Por eso, hoy he empezado a escribir un blog.
4 comentarios
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9 noviembre, 2006 a 12:57 pm
Lore
Es curioso constatar lo distintos y a la vez parecidos que somos todos. Quién no ha tenido alguna vez una pequeña cosa que parece insignificante por su valor material, pero que es incalculable en cuanto a su valor sentimental. Quizás una foto o un CD, quizás una carta recibida o quizás aquel sentimiento que derivó en una carta enviada. Tan sólo un objeto, tan sólo un momento… que es algo más que un recuerdo.
Voy a pegar aquí (un pelín modificado) parte de algo que me llegó como el típico PPS y que, no sé porque, se salvó de ir directamente a la papelera. Y es que dentro de este frío mundo digital hay todavía cosas que pueden hacer que se te erice la piel:
«La vida, no es más que un viaje en tren, repleto de embarques y desembarques, salpicado de accidentes, sorpresas agradable en algunos destinos y profundas tristezas en otros.
De las personas que suben en ese tren algunos nos dejarán una añoranza permanente. Otros pasarán tan desapercibidos que ni siquiera nos damos cuenta cuando desocuparon el asiento. Es curioso constatar, que algunos pasajeros, los que nos son más queridos se acomodan en vagones distintos al nuestro, realizando el trayecto separado de ellos. Desde luego, no se nos impide que en algún momento del viaje recorramos nuestro vagón y lleguemos a ellos pero lamentablemente ya no podremos sentarnos a su lado porque habrá otra persona ocupando el asiento.
No importa: el viaje se hace de este modo, lleno de desafíos, sueños, fantasías, esperanzas y despedidas… pero jamás regresos. Entonces hagamos este viaje de la mejor manera posible, tratemos de llevarnos bien con todos los pasajeros buscando en cada uno lo mejor.
…
El gran misterio, al fin, es que no sabremos jamás en qué estación bajaremos, mucho menos dónde bajarán nuestros compañeros; ni siquiera el que está sentado en el asiento de al lado.
Luego hagamos que nuestra estancia sea plena y que cuando llegue el momento de desembarcar, nuestro asiento vacío deje añoranza y buenos recuerdos a los que permanezcan en el viaje.»
Feliz viaje a todos!
Un beso.
9 noviembre, 2006 a 1:09 pm
Rafa
Gracias por el comentario, Lore, espero encontrarte algún día de estos en ese tren ;)
9 noviembre, 2006 a 1:50 pm
HernanKowalsky
Te iba a dejar un comentario más trabajado, digno de abrir tu blog, pero creo que con un link a un photostream de flickr te hago mas feliz :)
9 noviembre, 2006 a 2:08 pm
Rafa
Joder, Hernán, nunca ver a cuatro caza-recompensas me hizo tan feliz aunque realmente hubiera preferido ese comentario más trabajado ;)