Everybody wants to be foundHoy estaba aburrido en casa, tirado en mi habitación con mi monitor nuevo viendo Lost in Translation, una de mis películas favoritas. A veces, cuadno estoy de bajón me pongo a verla un rato y me siento más tranquilo viendo que aunque a veces sienta que estoy perdido… no estoy solo.

Eso me recordó un blog que encontré de un tio que está flipado por Japón y que escribe acerca de curiosidades de ese pais y de su cultura. Me llamó la atención porque hay algo extraño en Lost in Translation que no sabía definir hasta que leí un artículo suyo acerca de lo que los japoneses llaman Iki.

Iki es un término que nació en la era Edo y se comenzó a usar en círculos de samurais para designar a aquellos que eran de valía, elegantes y seguían el código del honor. La palabra se comenzó a extender y comenzó a tomar el sentido de elegante, distinguido pero sin ser arrogante o exuberante, los japoneses siempre valoran mucho la sobriedad. Digamos que una persona o cosa sería Iki si es original, calmada, indiferente, refinada y sofisticada pero sin ser perfecta o complicada.

Aplicándolo a lo japonés, las Geishas son Iki. Son bellas, sofisticadas pero no tienen la intención de destacar. La arquitectura de vanguardia japonesa es Iki, los interiores de las casas japonesas con tatamis son Iki, las novelas de Haruki Murakami son Iki, comer sushi es Iki, el Ukiyo-e es Iki… Al ponernos en contacto con cualquiera de estas cosas llegaremos a un estado mental similar.

De esta forma yo diría que Lost in Translation es Iki, logra trasportarnos con un guión sencillo y una fotografía muy natural a ese estado donde nos relacionamos perfectamente con los personajes.